No 10
Irene Vallejo
Irene Vallejo sopla el polvo de los tomos de historia antigua y con el entusiasmo con que se le cuenta una aventura a un niño, teje la historia de los libros.
En El infinito en un junco (2019), Vallejo recupera hilos olvidados y a medida que surgen y se reconfiguran las minucias de esa trama universal, desenreda los albores de la tradición literaria.
Aparecen las peculiaridades de las tablillas de arcilla, del papiro, del pergamino, del papel. Los rituales a los que invita cada material — y por cierto, era una cortesía esperable rebobinar los rollos después de leerlos —. Las escritoras de la Antigüedad y la sacerdotisa Enheduanna, que firma un texto mil quinientos años antes que Homero. Las obsesiones que fundaron la Biblioteca de Alejandría. El invento del libro de páginas, que resultaba fácil de esconder entre los pliegues de la túnica y “triunfó, en gran medida, porque favorecía las lecturas clandestinas”.
Es la historia de la fragilidad de las bibliotecas frente a la violencia y el fuego, y del poder combativo de los libros “como eficaces botiquines contra la desesperanza”: su papel en el gulag, en los campos de concentración nazis, en las pequeñas tragedias de la vida de la autora y de cada lector espejado en ella.
Una reivindicación de la rebeldía sigilosa de los libros; de la depurada sencillez de un objeto diseñado para sobrevivir a la fugacidad y al olvido.
— El infinito en un junco, Madrid, Ediciones Siruela, 2019
FOTOGRAFÍA: UKI ESPONA
