Agota Kristof

Vol. 3

Agota Kristof 

Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que cae en mis manos, bajo los ojos: diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa impresa. Tengo cuatro años. La guerra acaba de empezar .

 

La Analfabeta (2004) es el relato de una vida en treinta y cuatro páginas. En once fragmentos y con frases despellejadas como agujas, Agota Kristof condensa el régimen soviético en Hungría, el exilio en Suiza y la vida proletaria. Cuando tenía veintiún años, Kristof cruzó la frontera solo con dos bolsas: una con cositas para su bebé, otra con diccionarios. Es que la literatura, esa encarnación de lo inútil, tiene un valor implacable en su vida: ofrece placer. De chiquita, se divierte inventando historias maliciosas para engañar a su hermano menor; en el internado donde transcurre su adolescencia, escribir es un consuelo; y componer poemas, una forma de subversión contra la tristeza opaca de las jornadas fabriles. Es por eso que, para quien está enferma de amor, el analfabetismo forzado por la lengua del exilio es la síntesis de una vida rota. Y aprender a leer en francés, volver a leer, es un gesto tan límpido, tan radiante y desesperado: “Sé leer, de nuevo sé leer (…) Todo está lleno de libros, de libros comprensibles, por fin, también para mí”. Es un reencuentro con la felicidad de la infancia, como una bailarina que ha recuperado la capacidad de hacer piruetas.

 

 

 


— La analfabeta. Relato autobiográfico, Juli Peradejordi Trad., Barcelona, Ediciones Alpha Decay, 2015 [2004]

 

 


FOTOGRAFÍA: MARTÍN PISOTTI
Agota Kristof
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